11/2/07

Instantes de transición

Capítulo: 11
Instantes de transición

Dos punzadas de dolor rompen mi razón
por deseos imposibles del amor.
Una, la distancia que de ti me aparta,
la otra, el miedo con forma de parca
que cada día toda mi mente abarca.

Y pienso, que perderte es lo peor
que le podría pasar a mi corazón,
pues es gracias a ti que he vivido,
por un tiempo, lejos del olvido
del que salir ya me estaba prohibido.

Pero los hilos habrán de cortar
si es que ellas no han empezado ya.
Y danzando como frías sombras negras
deslizándose por la noche eterna
de toda esperanza me despojarán.

Miedo. A no encajar en tus sueños.
Terror. A no dejar de echarte de menos.
Pánico. A perder el brillo de tus ojos,
a contemplarte triste desde lejos
eternamente, como un simple reflejo.

Eres tú el fino hilo de mi vida,
mi felicidad, mi eterna alegría,
y cizallas oxidadas por la lejanía
de tu siempre codiciada compañía
me hacen morir cada nuevo día.

Perfección. Bella y limpia perfección
que ofrecerte, sin ninguna razón
salvo la de perderme en tu sonrisa
mientras la jovial y primaveral brisa
mece mis sentimientos sin prisa.

Deseos imposibles de poder contemplar
que en mi débil corazón hundirán
las inexorables mareas del tiempo.
Ahora apenas me queda un momento
para poder transmitirte mi lamento.

Siento no poder ser de cristal perfecto
ni poder ofrecerte más afecto.
Pero mis parcas guardianas llegaron,
de mis sueños e ilusiones te arrancaron
y en mi propia mente me encarcelaron.

Aunque resultes un imposible para mí
y no pueda más que por ti sufrir,
me resisto a dejar de estar a tu lado,
a aceptar que lo que no tuve ha pasado
y que tus puertas me dejaron encerrado.

Eternamente tuyo soy.
Eternamente de nadie más.

1 comentario:

Anónimo dijo...

:O
sin palabras...!
es...totalmente ADMIRABLE!
esos versos llenan..consuelan!
:)
felicitaciones!