9/12/06

No dejes para mañana...

Capítulo: 5
No dejes para mañana...

Últimamente me da por pensar en ciertas cosas pasadas, en como fallaron por culpa mía y del azar. Probablemente sea por el exceso de tiempo libre, teniendo en cuenta que enterré mi dolor tras una montaña de trabajo por hacer, y es ahora, cuando el trabajo disminuye, cuando me doy cuenta de que el dolor que enterré no ha desaparecido, sino que sigue estando ahí detrás después de todo. Hay cosas que el tiempo no cura ni se resuelven por sí solas.

Mi último amor fue una situación extraña. Podría decir que todas las veces que me he enamorado han sido situaciones extrañas, pero esta en concreto fue distinta, y muy larga. No era de mi ciudad. De hecho, estaba bastante lejos de mí, a cientos de kilómetros. La conocí por casualidad, como se conoce a la mayoría de las personas por aquí, y comenzamos a hablar. Al principio todo eran tonterías (como es típico en mí), nada serio. Hablamos un poco de lo que éramos cada uno, y en el fondo creo que le conté de mí más de lo que acostumbraba a contar a nadie. Desde luego ahora mismo ella sabe de mí mucho más de aquellos que me rodean, pero ciertos regalos nunca se valoran como nos gustaría.

Lo que sucedió es que poco a poco fui enamorándome. Parece una tontería, es como engancharse a una droga: al principio no te das cuenta, y de repente, cuando eres consciente de ello, descubres que lo estabas ya desde mucho antes. Fueron dos meses, quizá tres, hasta que me di cuenta de lo mucho que la quería. Sin embargo la distancia no lo permitía, y al final opté por abandonar. La solución más fácil, la más dura, la peor. Ese fue mi primer error. No fue el último.

Durante una temporada conseguí ocultar algo que seguía estando allí. Fue una época en la que estuve bastante deprimido, sin rumbo y apático. Quizá esas fueran las causas, o puede que las consecuencias. Si se le suma el estrés de los estudios, la verdad es que no sale nada bueno. Pero sobreviví a esa época errática de actos y sentimientos y, cuando llegaron mejores tiempos, descubrí que lo que había querido ocultar seguía estando allí, perfectamente conservado, intacto. Nada había cambiado. Al final, decidí lanzarme a por todas y se lo dije.

Escuché “necesito tiempo” muchas veces al día. Me enteré que también a ella le había gustado, justo por mi época apática, y que precisamente por eso nunca me lo llegó a decir, y al final me dejó por imposible. La diferencia es que yo la seguí queriendo, mientras que ella realmente se olvidó de mí. Como ya he dicho me pidió tiempo, muchas veces. Yo bromeaba diciendo que cuando alguien te pide tiempo es como decir: “Tu sigue ahí esperando mientras me busco algo mejor, y ya si todo fallo me conformaré contigo”. Ella siempre dijo que no. Mi intuición siempre acaba teniendo razón: Fue que sí.

Dos semanas antes de ir a estudiar a menos de una hora de donde vivo, acabó liándose con otro. Al final terminó en algo serio, pese a que iba a estar mas lejos de su novio que de mí, y yo me encontré completamente solo, tal y como sabía que pasaría, pese a que ella siempre dijo que no. Fue una época bastante mala, mi última gran depresión. La solucioné centrándome en cosas que hacer, y olvidando mis sentimientos. Cuando tengo tiempo para pensar, recapacito sobre todo lo que pasó, sobre lo que sucede cuando dejas para mañana lo que pudieras haber hecho hoy. Pero el dolor sigue estando ahí. Aprendes a convivir con el dolor, pero este nunca llega a desaparecer del todo. Soy incapaz de ver fotos suyas, y pensar en ella me hace mucho daño. En el fondo soy débil, cualquier persona normal lo soportaría mucho mejor que yo.

Desde entonces han cambiado muchas cosas en mi. Cerré los últimos resquicios de mi coraza, y durante el tiempo que pasó hasta hoy fui lo más hermético que he llegado a ser jamás. Las cosas comenzaron a importarme mucho menos, y me libré de preocupaciones. La mayoría de mis problemas no tenían ya importancia, cuando pasaba algo malo, para mí ya no eran nada más que molestias. Al final perdí hasta la capacidad de enamorarme, de encariñarme, de querer.

Supongo que volveré a caer, como todo el mundo cae antes o después. Sólo espero que la próxima vez no vuelva a ser así. Es horrible.

No hay comentarios: