12/12/06

Llegando tarde

Capítulo: 6
Llegando tarde

Acabado el puente llegó el momento de plantarle cara al examen que debería haber estado estudiando durante los largos días de fiesta. Pero en lugar de haber estudiado y hacer ejercicios, no hice nada más que repasar mentalmente aquellos que ya tenía hechos, confiando en que el saber acumulado con el paso de los años y una buena dosis de suerte me ayudarían a salir airoso.

Cabe destacar que, por motivos que no vienen al caso, llegué al examen media hora tarde, por lo que mi entrada en clase fue poco menos que triunfal. Mientras escucho a mi espalda la voz de la profesora diciéndome “Tranquilo que hay tiempo” corro hacia las perchas a depositar mi abrigo (que por cierto, pesa lo suyo). Recojo los folios, tomo asiento y recorro con mi mirada el folio del examen.

Lo primero que me encuentro es un problema de termoquímica. Realmente es el ejercicio más sencillo que un estudiante puede esperar en una asignatura como esa, ya que no consiste más que en sumar y restar reacciones, y multiplicar y sumar los numeritos asociados a cada una de ellas. Pero comienzas a contar, y ves que aparecen ante ti unas 8 reacciones distintas, cuando normalmente con cuatro ya puedes comerte la cabeza un rato. Pero sigue sin ser difícil, hasta que se te atraganta el ajuste de la reacción consistente en quemar ácido acético (vinagre). A mi me gusta mucho quemar cualquier cosa que se quede quieta ante mis ojos el tiempo suficiente, pero desde luego nunca había intentado quemar vinagre.

Posteriormente veo el siguiente ejercicio, en el cual me piden que diga el peso de un disolvente si al disolver una cosa rara eso hierve a 0’2 grados más de temperatura. Ese problema sería sencillo si no fuera por el simple hecho de que no me acuerdo de la forma de la formula. Mi instinto grita: R. Mi lógica me recuerda: “T al cuadrado”. Y como tengo una ecuación que no sé para lo que quiero, pues meto también una H, que en realidad no tendría que estar. Como consecuencia obtengo un bonito peso molecular de 700, lo cual equivaldría a una molécula 39 veces más pesada que el agua (lo cual es demasiado).

Por suerte me salvan los dos últimos ejercicios, que son los mismos que se resolvieron en clase una semana antes. Así que mecánicamente, tal cual estaban plasmados en mi memoria, los voy escribiendo directamente, sin pararme ni tan siquiera a pensarlos, con el fin de asegurarme el cinco. Al final recordando los resultados que me dieron en su día, las cosas parecieron ir medianamente bien. Por tanto, creo que el examen está aprobado, y por tanto casi casi la asignatura.

Ahora no queda más que un tema de destilaciones, algo de equilibrios, un poco más de trabajo y 7 días laborales más, y luego: vacaciones.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Solo queria devolverte la sonrisa :) Gracias por tu comentario. Me gusta lo que escribes, me parecen sentimientos muy sinceros y profundos.

<..eS MeJoR PeRDeRSe Que NuNCa eMBaRCaR..>

Anónimo dijo...

Creo que tienes razon, si escribes consciente de que la gente sabe quien eres, escribes tus sentimientos si, pero pensando que los va a ver gente que te conoce, y quieras o no, ya no es lo mismo; en cambio, si lo haces como anónimo, puedes abrirte más y expresar todo lo que tienes dentro tranquilo de saber que nadie conoce tu identidad. Me encantan las frases con significado, y la tuya me ha gustado mucho :)

<..LLoRaBa PoRQue No TeNía ZaPaToS, HaSTa Que Ví a uN HoMBRe Que No TeNia PieS..>